Rechazar
toda coherencia moral conduce por lo general a quedar encerrado en uno
mismo. Del incoherente, nadie entiende qué es en realidad, qué defiende o
qué reclama cuando se queja. Esto, que puede parecer una acusación bien
acotada, es casi otra etapa del común bagaje del individuo occidental
del presente siglo; pues el propio sistema en que vivimos, insta muchas
veces a diversificar nuestra personalidad al punto de convertirnos en individuos de tal índole absurda.
A partir de ahí la existencia suele convertirse en un festejo grotesco. Peligroso será tomar tal o cual resolución con la determinación del que busca regresar a la unidad real de sí mismo. Ni la confrontación ni el amor serán entonces medicina suficiente. Solo la soledad elegida.
A partir de ahí la existencia suele convertirse en un festejo grotesco. Peligroso será tomar tal o cual resolución con la determinación del que busca regresar a la unidad real de sí mismo. Ni la confrontación ni el amor serán entonces medicina suficiente. Solo la soledad elegida.