Hicimos un pacto. Enciende cuando quieras la llama del hogar, y habla. No sé si es necesario, pero aún tienes mi permiso.
30 abr 2011
29 abr 2011
Testamento
Para ti, madre,
sembré rosas blancas
y algún cataclismo.
No los cambies por nadie,
ni interpretes su signo
tras la ocasión del recuerdo.
Logré ser feliz
― lo prometo ―
invocando casi a diario
el mal de la inconsciencia.
Legaré mi talento a ella,
la que me hizo entender,
tras abrir un grifo oxidado,
el rumor de aguas salvajes.
A los demás dejo el brío
de esas calles tediosas
que inventábamos juntos.
Si me necesitáis para algo,
estaré donde siempre:
jugando a ser alguien
en el confín más secreto del mundo.
sembré rosas blancas
y algún cataclismo.
No los cambies por nadie,
ni interpretes su signo
tras la ocasión del recuerdo.
Logré ser feliz
― lo prometo ―
invocando casi a diario
el mal de la inconsciencia.
Legaré mi talento a ella,
la que me hizo entender,
tras abrir un grifo oxidado,
el rumor de aguas salvajes.
A los demás dejo el brío
de esas calles tediosas
que inventábamos juntos.
Si me necesitáis para algo,
estaré donde siempre:
jugando a ser alguien
en el confín más secreto del mundo.
26 abr 2011
Amoral
Todos luchan sin descanso,
acelerando con violencia
el fin de lo existente.
Solo los amantes cruzan
las verdes colinas de la noche.
Solo allí, al otro lado,
la realidad ofrece otro sentido.
acelerando con violencia
el fin de lo existente.
Solo los amantes cruzan
las verdes colinas de la noche.
Solo allí, al otro lado,
la realidad ofrece otro sentido.
25 abr 2011
Clarividencia
“Cuando el alma exige una respuesta,
no hay idioma que pueda cortejarla”
No exijas más respuesta, corazón,
ni vengues al llegar el daño
de tu propia incoherencia.
Aguarda, que ya tu niñez abarca
el juicio de la luz inestimable,
y toda tu importancia ignoras
si enardeces el ruido de la tarde.
Asume que esta entrega
es ya tu solo cometido,
y que solo amor profesas
cuando exiges la respuesta
que ya sabes.
no hay idioma que pueda cortejarla”
No exijas más respuesta, corazón,
ni vengues al llegar el daño
de tu propia incoherencia.
Aguarda, que ya tu niñez abarca
el juicio de la luz inestimable,
y toda tu importancia ignoras
si enardeces el ruido de la tarde.
Asume que esta entrega
es ya tu solo cometido,
y que solo amor profesas
cuando exiges la respuesta
que ya sabes.
Presente incansable
Tenían razón los parques:
el amor carece de pasado.
Su unidad es el día y sus hallazgos.
Su estructura es la del arte
casual, de irrepetible fórmula.
Amor tan solo abarca su futuro,
y el presente afronta solo
como íntimo espejo de blancura.
el amor carece de pasado.
Su unidad es el día y sus hallazgos.
Su estructura es la del arte
casual, de irrepetible fórmula.
Amor tan solo abarca su futuro,
y el presente afronta solo
como íntimo espejo de blancura.
23 abr 2011
Luz invisible
Sutil misterio, el de tu ir y venir por la trenza que nos une. Cada escena que tejemos, sugiere un coloquio con tu ausencia. Ya solo intento tener fe en las luces que no queman, rojizas impresiones sobre el fondo de mis párpados, de este inhóspito escritorio o de esa máquina de afeitar eléctrica. No es para menos... El alumbrado naranja de la calle, me recuerda que debo sonreír ante los astros. Y tú aún no lo sabes, pero eres heredera de Blake, de sus bodas entre ángeles y bestias.
Sutil misterio que la palabra no revoca, el de tus labios cardinales, el de llamarte siempre por tu azaroso nombre...
El muro
Tanta seriedad, tanto "yo mismo", y resulta que también había que jugar a ser otro para hacer disfrutar a los demás.
21 abr 2011
El puente
Árboles, frondas, nubes.
Jardín solar, rítmico.
La luz danza en tu lugar,
y en lo demás te busco.
En lo demás o en mí.
La distancia ya te idealiza,
pero, de haber enloquecido,
de haber imaginado
aquel puente luminoso,
no te habría reconocido nunca.
Sea todo
simplemente como es
si me equivoco.
Jardín solar, rítmico.
La luz danza en tu lugar,
y en lo demás te busco.
En lo demás o en mí.
La distancia ya te idealiza,
pero, de haber enloquecido,
de haber imaginado
aquel puente luminoso,
no te habría reconocido nunca.
Sea todo
simplemente como es
si me equivoco.
20 abr 2011
18 abr 2011
Presentimiento
Hombre o ángel, desnudo en la proximidad de la esperanza. Ángel, charlatán, telépata de luces o de nieblas. En el límite de la materia, la difusa danza. ¿Y dónde tú? ¿Dónde, quién? Aún contemplas a este soñador, llamándole a creer en tu presencia. Y más allá los pájaros, buscándonos, buscándote, sentenciando la inocencia jubilosa de los aires. Ven, la luz apremia en todas partes. Y la noche se reduce al peso de la espera. Acércate... ¿No ves que el tiempo nos reúne en el espejo, en los parques y en el piano que, de tanto jugar a conmovernos, sin querer, se eleva? Ya los siglos susurran nuestros nombres. Ya la tarde podría terminarse. Y más allá, los pájaros, testigos impensables.
Tan solo de este lado, el aire. El aire que se expande fácilmente hacia el mañana.
Tan solo de este lado, el aire. El aire que se expande fácilmente hacia el mañana.
17 abr 2011
Pertenencia
Cuántas veces creí mía la rosa.
Ahí se presentaba,
deseo indeleble
de carne en la sombra.
Cuántas veces yo ahí,
empecinado,
hambriento de algo
sin presencia ni forma.
Ahí palpaba un loco tesón
de juegos dispares,
y el actor inconsciente negaba,
pese a la furia del tiempo,
la distancia forzosa
entre las aguas y el hecho.
Ya sé: la rosa no pertenece.
Su aroma se abre tan solo
cuando un niño ciego
se piensa incapaz de cortarla.
Ahí se presentaba,
deseo indeleble
de carne en la sombra.
Cuántas veces yo ahí,
empecinado,
hambriento de algo
sin presencia ni forma.
Ahí palpaba un loco tesón
de juegos dispares,
y el actor inconsciente negaba,
pese a la furia del tiempo,
la distancia forzosa
entre las aguas y el hecho.
Ya sé: la rosa no pertenece.
Su aroma se abre tan solo
cuando un niño ciego
se piensa incapaz de cortarla.
15 abr 2011
Tercera opción
― Y para usted... ¿el miedo es un sentimiento o una emoción?
― Ni lo uno ni lo otro.
― Luego...
― Hablamos de una filosofía, naturalmente.
― Ni lo uno ni lo otro.
― Luego...
― Hablamos de una filosofía, naturalmente.
12 abr 2011
Ante un posible final o principio
El escenario es cualquier calle.
Mensajeros, los pájaros.
La brisa reconstruye el puente
entre ambos mundos.
No suframos más
de lo estrictamente necesario.
Si este dios aún merece
que adoremos sus nítido espacio,
nos regalará el destino
otro encuentro necesario.
Mensajeros, los pájaros.
La brisa reconstruye el puente
entre ambos mundos.
No suframos más
de lo estrictamente necesario.
Si este dios aún merece
que adoremos sus nítido espacio,
nos regalará el destino
otro encuentro necesario.
Noche cerrada
Hay un momento para la miseria, el filo, la sombra acristalada del silencio. Un lugar que solo alcanzas tú cuando eres viento y en la noche juegas a asombrarme. Ahí también te pienso. Ahí soy también niño. Niño inconsecuente que no sabe si pretende reencontrarte o dolerte en todos los parajes que el azar devuelve a su apariencia. Imagina que ese niño te contara su secreto y que el mirlo más oscuro consiguiera comprenderlo. Imagina tan solo ese momento, y dime: ¿qué conservas todavía de esos días en que el sol se pone tras de nadie y una fuente se desborda de tanto sostenernos? ¿Y qué sabemos nosotros del amor, dime, de la flecha que, una vez arrojada, debemos perseguir a diario para razonar su movimiento?
Intenta contener la luz que necesita este misterio.
Y ahora dime qué sabemos.
Intenta contener la luz que necesita este misterio.
Y ahora dime qué sabemos.
11 abr 2011
Exigencia
También el corazón, músculo de la impaciencia, llega a exigir la prueba que corrobore de una vez tanta clarividencia. ¿Y qué pueden hacer los otros a partir de ahí, si el cosmos tiene su propio ritmo de ocasiones y respuestas? Por más que uno quiera seguir sonriendo ante el pálpito de la dicha, sucede a veces que la luz choca vertiginosamente contra la materia, de ahí que el corazón, ciego ya de tanto andar sin premisas, se exaspere cada vez más consigo mismo. Sucede que a tanta ingenuidad no da sentido, y hasta la naturaleza que acoge su camino, puede parecerle su enemiga.
10 abr 2011
Ligera luz
Un gesto mío,
solemne juego de manos,
solicita de ti la franqueza,
verdadera razón de este ascenso.
No es tan difícil, me dices,
sembrar ríos o cielos:
en el amor todo es certeza,
intuición del largo camino
cuya meta seguimos naciendo.
Y no hay más altura, ¿verdad?,
no puede elevarnos el verbo:
mientras jugamos a asirnos,
no necesita el sentir de argumentos.
solemne juego de manos,
solicita de ti la franqueza,
verdadera razón de este ascenso.
No es tan difícil, me dices,
sembrar ríos o cielos:
en el amor todo es certeza,
intuición del largo camino
cuya meta seguimos naciendo.
Y no hay más altura, ¿verdad?,
no puede elevarnos el verbo:
mientras jugamos a asirnos,
no necesita el sentir de argumentos.
9 abr 2011
Anti-poema
Nunca más el héroe, no.
Ese idiota vanidoso
se cree mejor que el resto.
Solo el hombre corriente
que aún pretende comprender
lo que ya sabe.
El otro me tiene harto.
¿Por qué no le habéis dicho
que se calle?
Ese idiota vanidoso
se cree mejor que el resto.
Solo el hombre corriente
que aún pretende comprender
lo que ya sabe.
El otro me tiene harto.
¿Por qué no le habéis dicho
que se calle?
7 abr 2011
El rostro en el espejo
Hace no mucho tiempo, un joven sin rostro paseaba por una extraña tierra. Dicen que estaba iluminado por una feliz sabiduría y que, de haber tenido un rostro, hubiera sido un joven tremendamente hermoso. Paseando llegó hasta el claro donde se erguía un oscuro almendro, y allí se sentó a ordenar sus impresiones. De la nada apareció entonces una muchacha de aire triste y rasgos delicados. Inmediatamente, el joven se acercó a ella. “Ven conmigo”, le dijo. Pero ella, algo turbada, no reconoció al amante. Tan solo preguntó: “¿quién eres?”. Y después de un silencio de indecible significado, este le respondió abiertamente: “no lo sé, pero ven”.
Esa respuesta hizo que la muchacha, resuelta a averiguar la verdad, decidiera al instante aceptar la proposición del joven.
Durante un año, vagaron por aquellos reinos que solo el joven conocía, y fue tal la belleza de algunos de los paisajes que encontraron, que el corazón de aquella muchacha, mitad niña, mitad señora del silencio, comenzó a conmoverse ante la sabiduría de su enigmático guía.
Finalmente, los amantes llegaron a la tierra del Principio, que era el único reino donde la vida es vida y nada más. Fue entonces cuando el joven se decidió a sacar un pequeño espejo del bolsillo de su pantalón. Y he que al ponerlo ante la mujer que tanto amaba, ella al fin pudo comprender con claridad que, como condición a lo que sentían, ninguno de los dos podía poseer un rostro.
Esa respuesta hizo que la muchacha, resuelta a averiguar la verdad, decidiera al instante aceptar la proposición del joven.
Durante un año, vagaron por aquellos reinos que solo el joven conocía, y fue tal la belleza de algunos de los paisajes que encontraron, que el corazón de aquella muchacha, mitad niña, mitad señora del silencio, comenzó a conmoverse ante la sabiduría de su enigmático guía.
Finalmente, los amantes llegaron a la tierra del Principio, que era el único reino donde la vida es vida y nada más. Fue entonces cuando el joven se decidió a sacar un pequeño espejo del bolsillo de su pantalón. Y he que al ponerlo ante la mujer que tanto amaba, ella al fin pudo comprender con claridad que, como condición a lo que sentían, ninguno de los dos podía poseer un rostro.
5 abr 2011
Descartado
De acuerdo... Ya está todo dicho, pero necesito la revancha. Repartamos lentamente. Yo que tú, no me fiaría mucho de lo que dicen mis poemas. Mis versos tienden al exceso, estoy bajo el influjo del romanticismo suicida, y aún conservo un tres de corazones mordido por las puntas. Además, ten en cuenta que deliro cada día, de la mañana a la noche, y que escojo a mis amigos por lo bien que mienten. Veamos... ¿tú qué tienes? La calle nos espera, y de risa están temblando todos los faroles.
Pero sonríe, sé perfectamente que estás haciendo trampas... Cada vez que barajas, repartes esta mano. Pareja de inocentes. ¿A que no adivinas de qué palo?
Pero sonríe, sé perfectamente que estás haciendo trampas... Cada vez que barajas, repartes esta mano. Pareja de inocentes. ¿A que no adivinas de qué palo?
Estrategia
Sí, soy un niño. Adoro jugar. En ese sentido, no creo que haya juego más exquisito, que el de tratar de parecer adulto. Por otro lado, ni que decir tiene que parecer adulto, implica un modo de enfrentar la realidad a vida o muerte.
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