9 may 2010

Distracción

Toda dulce distracción,
toda incomprensible manera
de preservar la certeza de tu aliento,
toda canción que a veces me golpea,
toda inconsciencia veloz
al recrear el sol de tu ternura,
no serían más que el episodio
que invento demorando mi derrota
para prolongar mi estancia entre vosotros.

Ya lo veis… Elegimos este discurrir
tan ciego entre los días del diluvio.
Y no hay nada que esconder.
El niño que hemos sido
permanece arropado pese al frío,
y en el gesto seguro de su sueño
se refleja nuestro tiempo derrochado.

Así que pasad, no dudéis,
pasad de largo entre las sombras de la tarde.
El miedo a comprender
se ha fundido lentamente con el aire,
dejando en su lugar el compromiso
que habremos de cumplir para encontrarnos.

Quizá esta distracción soporte aquel espanto.

Porque la única ocasión de afirmar el buen motivo,
será siempre tras negar la verdad perecedera.

Y si la muerte es ese ángel que nos lleva,
sea siempre esquiva esta manera
de buscar sus ojos tibios al mirarnos.