En la espera todo son azares.
Algo espera el soñador que apuesta 
el resto de su vida a una mentira.
Y espera el mentiroso que la vida
no le engañe mientras juega
a rozar en secreto lo imposible.
Espera el niño que la torva muerte
no adivine la suma de sus días.
Porque no hay destino. La vida pasa 
igual que agua sin su forma, fluye,
y a veces avanza turbia y sin sentido.
A veces, sólo refleja el pasado 
que se perderá en sí mismo.
El futuro es la espera sin límites 
de un azar loco y esquivo. Vivir
es apostar siempre a lo seguro,
sin dejar de soñar entre las sombras.