3 ago 2008

La memoria son los ojos de la nada.
Regresé a la madrugada extinta
mientras tú volvías y era invierno.
Porque tu presencia fue otra lluvia
que lavó un tiempo de imposibles,
ahora escribo mientras sueño
y mientras tú regresas me despierto,
enciendo los colores de la sombra
y desnudo las mariposas negras del olvido.

Es fácil presentir lo que no está.
Mi memoria observa los viejos caminos
que podrían conducir hasta nosotros.
¿La tristeza necesitará motivos
para continuar tejiendo tu recuerdo?

Estoy donde la noche
se cruza con la vida.
Lejos. Y aún espero.