7 mar 2007

No sé por qué esta noche triste.
Afuera el alumbrado parece antiguo,
en las calles se respira un sórdido silencio,
que podría entrar a hurtadillas en mi casa
en este mismo momento.
Sin ningún murmullo interno,
la noche se llena de extraños animales salvajes.
La noche avanza con su pabellón de muertos,
en busca de aquellos que podrían ser mejores.
Sí, todo esto es la noche. La triste noche.

¿Y no será también esto el destino del hombre…?

Son las grietas del olvido lo que veo,
son los ojos de algún niño los que miran.
Sin embargo, se trata de una noche triste.
Pues no hay camino alguno de regreso:
la vida, como el tiempo,
va siempre hacia delante,
siempre hacia lo desconocido.