3 may 2012

Primer indicio hacia el perdón

Pese a lo poderosa que pueda resultar la falacia del rencor, esta siempre termina por debilitarnos. Pues al urdir una y otra vez la silenciosa venganza que ajusticie a los que tanto daño hicieron en nosotros (los mismos que tanto amábamos), solemos descuidar equivocadamente el flanco de la semejanza.

Entendamos por esto que cuando nuestros verdugos, en cualquier proyección mental, aparecen justamente acusados, juzgados y castigados por el sufrimiento ocasionado, el daño que podamos haber causado nosotros por esa o cualquier otra causa, será siempre igualmente compensado en cualquier representación moral que nuestro inconsciente lleve a cabo para liberarnos.


Nota del autor: En cualquier caso, esta noción de justicia es muy primaria. Lógica, sí. Pero al mismo tiempo, podría considerarse otra interpretación de la la ley del Talión, que viene a ser el único entendimiento que tienen de la cuestión los niños y -supongamos por esta vez- los que hemos padecido de algún tipo de regresión hacia la infancia por causas ajenas a nuestra voluntad...

(Ahora bien, también podemos considerar a los infantes como sabios puros... Cosa que me daría la razón a un nivel ciertamente surrealista).