Asomado al balcón desde que es niño, piensa: el mundo será así cuando yo también desaparezca. Silencio. Todo juega a consolarnos con espejos que dilatan nuestra ausencia.
***
¿Que con qué parte debería de quedarme? ¡Y a mí qué me dices! La vida es demasiado larga. Y el corazón, caprichoso. Además, ni siquiera estoy seguro de saber decidir correctamente qué cosas han de hacerme mal y cuáles deberían elevarme.
Dadme solo lo que necesite, solo cuando lo requiera.
Así, para cuando volváis a herirme, no tendré por qué enfocar el siguiente golpe hacia mí mismo.
No te preocupes, querida, ya me enamoraré de otra, y también me dirá que no.
Dadme solo lo que necesite, solo cuando lo requiera.
Así, para cuando volváis a herirme, no tendré por qué enfocar el siguiente golpe hacia mí mismo.
***
No te preocupes, querida, ya me enamoraré de otra, y también me dirá que no.