24 oct 2010

Tras de aquel niño

Recuerda. Así sembrábamos tiempo.
Y a diario discernir,
sujetar contra el pecho la certeza,
tejer el juicio que hiciera la niñez necesaria.

Inocencia, tú juzgabas con claridad el sentido.

Medía el silencio la hondura del acto:
en jugar consistía el juego
de abrirse camino
hacia noches violentas.

Después cerramos los ojos.
Nadamos a ciegas.
Bailamos a ciegas el son desgarrado del viento.

Así sucede, al final llega el día,
así los héroes confunden
la innata razón de sus actos.

Al final siempre llega...
Y qué poco importa.
Olvidados del bien y del mal,
aún actuamos.

El juicio del niño asfixiaría hoy
al hombre que ayer comenzaba.