12 feb 2009

fisura en el silencio

Es necesario que descanse,
que me aleje de mí mismo
para perderme en ti mientras me olvido.

No quiero ser ese yo, tan terrible,
que aflora enloquecido en mis poemas
después de la resaca de escribirme.
El que conduce mis palabras
es siempre un impostor,
un charlatán que no sabe lo que dice.
El yo que aflora enloquecido, ese,
es en realidad mi íntimo enemigo,
la doblez marchita de mi sombra,
el eco contrario de mi grito.

Y, sin embargo, quien te miente soy yo,
no ese otro contenido en mi elocuencia.
Soy yo quien emplea estos recursos
para alimentar nuestro amor distante
con la voz incierta del delirio.
Que lo único peor que haber mentido
es no saber si hay algo cierto,
algo que merezca ser dicho ante testigos.

Que estos poemas son la mera distracción
de un amor más intenso que la duda.
Y esta duda es la razón
por la que aún te busco
en la esperanza que refleja una mentira.