La mayoría de los fracasados
trata inútilmente
de volver atrás en el tiempo,
o de transformarse a través de la imitación
en el doble mal traído
de una figura de éxito.
Es la inercia misma del capitalismo.
Pero esta hipócrita competición
aún nos ofrece la posibilidad,
aunque todo esté perdido,
de decirnos la feroz verdad a nosotros mismos.
Sed por tanto fieles a vuestro dolor.
Es todo cuanto puedo deciros.