Por ello,
no volveré a encender la confusa lámpara
por la que brilla la revelación en el infierno,
no pretendo más amor a mis iguales.
Deberá la noche de alcanzarnos,
no pretendo más amor a mis iguales.
Deberá la noche de alcanzarnos,
sí, a todos. Y la sangre que guardamos,
deberá quedarse en nosotros,
que aunque la temprana muerte de un amigo
sea siempre injusta en su misterio,
nosotros sí debemos de ser justos
con cada lágrima fingida,
con cada acto de tristeza,
con cada maldición hacia lo más nuestro.
Sea así mucho más larga
la infinita muerte que la vida.
Ocultemos de tal modo la vergüenza
de no haber sabido discernir correctamente
el bien del mal, la noche
deberá quedarse en nosotros,
que aunque la temprana muerte de un amigo
sea siempre injusta en su misterio,
nosotros sí debemos de ser justos
con cada lágrima fingida,
con cada acto de tristeza,
con cada maldición hacia lo más nuestro.
Sea así mucho más larga
la infinita muerte que la vida.
Ocultemos de tal modo la vergüenza
de no haber sabido discernir correctamente
el bien del mal, la noche
del dolor que no podía ennoblecernos.