
Miente la tensión de nuestras voces.
Se distraen nuestros ojos del pasado.
Cuanto dicen nuestros rostros,
es lenguaje depurado por el tiempo,
expresión que apenas guarda
una clara relación con el ahora.
Gritan nuestros labios,
se deforma la nariz,
Gritan nuestros labios,
se deforma la nariz,
aparece la casual obsolescencia de los párpados.
Las cejas se retuercen como árboles enfermos.
Tienen nuestros rostros tras los años
la virtud de haberlo dicho todo para silenciarnos.