Era la mentira libre de hablar,
de hablar más y de seguir hablando.
Era la sinceridad esclava de su propio verbo.
Pesaba un gran silencio sobre ella.
Pesaba cada cosa por decir,
cada nudo deshecho, cada frase
arrojada hacia la claridad del eco.
Callaba la sinceridad a veces,
callaba porque nada escuchan
los que usan la mentira
como ruido blanco,
como fe en la nada y el deseo.
como fe en la nada y el deseo.