2 feb 2011

Pensamiento mágico

No puedo asegurar que sea siempre la misma, pero admito que a diario veo revolotear una mariposa en las inmediaciones del centro. No, no es siempre la misma. Unas veces es blanca y diminuta. Otras, de alas anchas y matices rojizos. Leí hace poco que este tipo de insectos simbolizan nuestra psique, habiendo incluso una equivalencia semiótica entre ambos términos. Y lo suyo sería darle la razón a cualquiera que diga que estoy enloqueciendo por lo que ha llegado a suscitar en mí su cotidiana presencia. Cada vez que veo un coleóptero de esos, pienso que su baile impredecible va ligado, de un modo que no alcanzo a comprender, a mi persona.

Desde que descubrí esa relación de significados, el observar su vuelo también me hace pensar en la metamorfosis, de vil gusano a crisálida, que parece operar en nuestra mente por cada vez que nos enamoramos de un ser más hermoso que nosotros mismos.

Ahora solo queda ver si el presentimiento de la felicidad me arrastra con su inercia, hacia un más allá de lo aprendido en cualquier callejón sin salida.