18 ago 2009

Inventario

Acumulo libros olvidados
—fetiches llenos de amor y cenizas—,
distancias invisibles, extrañas comedias,
hasta raros nombres para una estrella,
que no puede durar pero vuela
más allá de la luz que la muestra.

Guardo viejos restos de ese naufragio
que está por venir en el mar de tu sueño.

Atesoro una vocación sagrada
que rompe a cantar sus silencios
cuando el sol, uva de agosto,
madura su luz en un cielo infinito.

Mi mundo fue un paisaje secreto
de mágicas nieblas en jardines azules,
lugares inciertos donde aún se celebra
la última noche y el único fuego.

¿Pero a día de hoy quién conserva
en su íntimo ser, cansado del tiempo,
lo que fuera tan importante
en aquellos días del viento?

Quién sabe ya dónde quedó
el salvaje amor de los parques
o la hermosa luna indecente
que amaba en secreto los largos veranos.

Si eso fue la felicidad, hoy, un día más,
también me asesina la voz del recuerdo.