6 ago 2009

Huir soñando

No hay costumbre ante la luz
que pueda convencerme, tan sólo a mí,
de cuán cotidiano es contemplar un mundo
que tiende a la asombrosa belleza del dolor.
Aun así, asisto cada día en la vigilia
a un sueño que recuerda lo que nunca vi.
Cada día, en la luz del sol intuyo el modo
de reconstruir el mundo desde el principio.
Y otra luz rompe en mis nuevos ojos.
Y es potestad del cielo lo que nombro.
Pues el día me permite presenciar las horas,
me permite contener sobre mi mente
los fugaces ritos que alimentan toda inspiración.
Mas la luz del sol es una siempre.
Somos nosotros los que así buscamos
huir soñando del eterno enigma de su muerte.