16 ene 2009

sobre mi miedo al presente

Mi mayor temor fue, porque era niño,
perderme en la oscuridad infinita
de ese mundo que acechaba dentro,
en lo más hondo de mí mismo.

El miedo, dicen,
es la verdad más oculta,
el último grado de un convencimiento
que puede acabar más allá de la cordura.
El miedo es la posibilidad de un imposible,
el asombro de ese niño que hemos sido,
que no comprende que esta vida
es real, única e incomprensible.

Hoy, como es lógico,
sobrellevo mis temores infantiles
con la dignidad triste de un adulto.

Pero cuando recuerdo a solas mi niñez,
sus paisajes e horizontes infinitos,
su tristeza inexplicable y ese miedo
a ser por siempre lo que jamás quise,
me invade, y con razón,
una humana incertidumbre
que culmina siempre con un malentendido.

Quizá, busco todavía en mi interior
otro final más amable que el presente
que tanto me aterró porque era niño.