29 ene 2009

pese a todo

La noche puede verse a sí misma reflejada
en los ojos taciturnos de mi madre,
y un cruel acertijo, la esperanza,
con otra larga espera
muchas veces se resuelve.
Siempre habrá un tiempo y una luz
para tratar de empezar desde el principio.
Pero, cada día, ella y yo nos acercamos
al mudo corazón de los deseos,
y de algún modo sonreímos
con lo que nos queda en pie,
todavía, del mañana.
Ha pasado el tiempo en nuestra casa
y la vida no se decide a contentarnos.
Incluso así, nos queda para bien
el regreso acostumbrado
y la sensación, tan cotidiana,
de habernos conocido pese a todo.