12 ene 2009

el grito y la nada

Vuelo frenético, viento, sombras:
aves que serán siempre prisioneras
de la angustia plena de su vuelo.
Neones cegadores para un muerto,
vocación inútil, pero hermosa,
la de perseguir un dulce sueño
del que no quedará nada,
ni un camino nuevo, ni una rosa…

Ni un céfiro que arrastre la memoria
del corazón que sufre cuando calla,
pues todo el mundo finge
—sonriamos solos al olvido—
estar de acuerdo con tal suerte.

Pero hay silencios más inmensos
que la hora exacta y que la nada.
Que se lo digan si no a aquellos
que aún gritan de dolor o de esperanza.