16 feb 2008

Ansias de participar del mundo.
Deseos de conjugar,
sin un tiempo preciso,
el verbo absoluto de tu nombre.
Ansias de ti, de abarcar
el gran mundo que transitas,
como si tu propio mundo transitaras,
una mañana tras otra.

Este mundo que me llama
eres tú, inmensidad o cielo:
invitación a adentrarme
en todo lo que la luz toca
para llenar de misterio:
como si tocaras tú, en secreto,
el corazón que te entrego,
y lo dotaras de masa, fuerza,
identidad y presencia:
materia sin un fin perpetuo.

Este mundo que persigo,
que se desliza tras de mis sentidos
es el mundo que vas formando en mí,
que sólo alcanzo a descubrir
cuando el mundo que comprendo,
de algún modo, te comprende a ti.
En su fondo hondísimo,
te llama de algún modo -a ti-
para que llegues,
aunque sea soñando
-sí, de ese difícil modo-
desde ti hasta mí.

El gran mundo o mi mundo:
realidad que sólo comprendo
cuando te comprendo a ti.