6 dic 2015

Vanidad

Creo que 
en verdad
es bastante obvio:
soy un hombre atormentado
jugando desde niño
a crecer como artista.

Afortunadamente,
ciertos días un peón alcanza
el final exacto del tablero,
y el artista regresa,
vuelve hacia su jugar perpetuo.

Esos días de asueto,
jugar supone aparentar
-sólo exteriormente-
la nobleza del adulto,
su tormento.