13 dic 2009

Inflexión

No debo decir más.
Corresponden esas últimas palabras
a quienes guardan desnuda bajo el pecho
la trémula respuesta del suicida.
Yo soy solo emisario del silencio.
Nada sé del fuego. Nada entiendo del futuro.
Encuentro que la verdad es esa sombra
clausurada ante el dolor que preferimos.
No debería decir más. Porque nada sé del mundo,
nada puedo comprender desde el poema.
Nada que no sea fácil condición de inexistencia.

Y la palabra contiene la sentencia de los sueños
cumplidos solo desistiendo de mí mismo.

(…Quizá aún te lleve conmigo,
mi azul miseria ciega,
vencedora triste que alimentas estos días
con tus delicados ciclos de hojarasca.)

Porque sueño, forzosamente,
con erráticos inviernos de pobreza,
soy voz contraria que nunca supo nada
acerca de ningún camino de regreso.