14 oct 2009

Evidencia del silencio

Porque hoy sé que no hay nadie
que sea capaz de escrutar
la larga noche en llamas que me habita,
sé que no podéis suponer el porqué
de estos versos ruidosamente ajenos.

Pues del dolor nos avergonzamos
como de cualquier terrible secreto.

Y hoy guardo para mí
el más oscuro reflejo de mí mismo,
la canción más sombría, el rayo
que sólo puede iluminar la herida
que los años ensanchan con descuido.

Es la sangre que no veis
la más impúdica,
la que ofende por igual
a discretos verdugos
y a cada testigo inútil
que no sabrá nunca lo que ha visto.

Miradme: soy sombra perpetua,
escondida en la mirada gris del mundo.
Para estar aquí y seguir entre la gente,
debo interpretarme a mí mismo
huyendo felizmente de mi propio silencio.