6 oct 2009

Contra las veloces aguas del mundo

Porque no me acostumbro
a contemplar cada día
los nuevos detalles,
apenas perceptibles,
que cada día proyectas.
Matices que tú misma percibes
como la única luz visible
de una identidad, la tuya,
tan evidente y tan antigua,
que ya no puedes observar despierta,
pues sólo se te presenta
en lúcidos sueños
que apenas comprendes.

Aun así, yo sólo veo
lo que para ti es
invisible costumbre,
lo que para mí, por ahora,
es tu hermosa permanencia
contra las veloces aguas del mundo.

Así pues, guarda siempre
un poco de tu tiempo para ti misma,
no lo compartas conmigo del todo:
que no me acostumbre nunca
a verte ser quien no sabes que eres.
Que para observar mejor
tu clara luz a través de los años,
aún debo acostumbrarme al que soy
cuando tú misma te sueñas distinta.