28 jun 2009

la raíz del problema

Para quien no sepa que el problema
son los mismos ojos que miran angustiados,
el olvido irrefutable, la causa del error,
el silencio traicionado,
no serán más que espejismos,
fantasmas que atraviesen la conciencia
sin tocar apenas las orillas
de una inmensa realidad.

La alegría es no saber de la tristeza.
Y no hay nada más real que la inocencia
de aquellos que, al no saber,
se aferran a su propia condición de náufragos
en el ambiguo océano de la verdad.

No hay felicidad. Sólo la inconsciencia
de ver como ilusión lo que hoy no existe:
el problema está en los ojos angustiados
del que juzga, sin saber, la libertad ajena
que jamás comprenderá.