20 abr 2009

máscara del vacío

Tras la ruidosa máscara,
el rostro definitivo de alguien más
que no sabrá nunca quién es.
Tras el telón, la vida:
un niño que se obstina en ser
más alto que el mediodía.
El piano de Chopin arde
y divide sutilmente la escena.
A este lado queda el mundo,
dibujado como satélite del infinito.
Más allá, yo mismo:
idéntico a mi sombra,
olvido que soy alguien más
porque siempre seré distinto.

Y resuena en soledad mi grito.