19 abr 2007

Contempla la verdad como un espejo.
Estudia sus matices, sus giros incompletos,
deja que te hiera su delicado filo
para que nada más dañarte
comprendas que estás vivo.
Llena tu cabeza de luz inevitable.
Recorre las orillas invisibles de tu tristeza,
escogiendo siempre tu propia compañía,
para que toda distracción mundana
te conduzca casualmente hacia ti mismo.

No temas. La verdad consuela con el tiempo
a todos los que quieren desnudarse.
Si te guía hasta una fiera soledad,
serás bienvenido en la casa del silencio.
Donde nadie dudará del valor que es necesario
para escuchar atentamente
lo que quieren decir todos.
Cuando sepas qué es la verdad,
vendrán a ti las estaciones con más fuerza,
hombres y mujeres buscarán en tus ojos a sus hijos,
el tiempo de los otros será también tu tiempo
y la vida que has vivido será también la de ellos.