18 jul 2018
Laconismos
Soy del grupo de los que nunca
saben ni dicen nada.
Mi ley es la del silencio.
Animal melancólico,
animal de secretos melancólicos.
Juraría que a esta situación
he llegado a la fuerza,
yo quería hablar de todo, saber de todo.
Pero hace ya tiempo que nadie
quiere decirse nada. La broma y el juego.
La conversación banal. El juego y la broma.
Luego, nada. Nada más que gritos.
En realidad, hace ya tiempo
que yo tampoco quiero hablar de nada.
La importancia de las palabras
es bien poca
comparada con el peso de la verdad,
de la verdad que es nada,
porque las palabras, aunque duelan,
son tan solo ecos
de algo que arrojamos lejos de nosotros.