30 nov 2008

Ya no sé amar la vida.
Soy la verdad inexorable
que ofendería a los fuertes,
a los hermosos héroes
que alguna vez se preguntan
por los absurdos motivos del suicida.

Sueño despierto con la sustancia
que debería explicar mi suerte.
Pues la verdad que yo siento,
el sentido que barajo en secreto,
es la fantasía perpetua de un ciego
que adolece la luz de su propio misterio.

Ya no sé amar la vida.

Y, sin embargo, la vida me ofrece
su humana voz de cántaro lleno,
el paso leve que da la belleza
si la soledad es el arte mundano
en que se obstina el poeta.