30 jul 2008

Puede que mi búsqueda sea anterior
a todas las palabras azules
que he dejado escritas en la nada.
Porque, cuando te nombro,
ya hay un equilibrio mudo
que no entiendo, un deseo
que se revela en todo.

Pues lo que busco
es casi un silencio abierto,
apenas una vida, un presente
que escapa de la muerte.
Y estoy casi seguro
de que un nombre, repetido,
se vuelve un acertijo
que sólo puede resolverse
mostrando el envés preciso
que las formas vivas, únicas, ofrecen.

Si lo que pretendo limitar
es anterior a este verbo ciego,
puede que nuestro amor
haya sido ya sustancia del silencio.
Y que, por tanto, de algún modo,
ya hayamos sobrevivido al sueño,
a esa muerte oculta, aparente,
que niega cualquier sentido hermoso.

Puede que hayamos recorrido
la trágica noche, el hondo secreto,
al pronunciar el nombre eterno:
la luz que renace en el silencio
y que acallara un tiempo vacío
anterior al verbo.