20 may 2008

Hoy amaneció ayer.

Has de saber que la rabia es mi secreto,
que mi silencio, angustia del olvido,
se ha dormido en la palabra.

Que me duelen nuestros sueños.

¿Soledad, amor?
Soledad es todo,
todo lo que nace y vive dentro,
por eso sé que amar no es mi derecho.

Ese dulce privilegio sólo lo merecen
los que sufren el dolor de otros,
y tú no quieres que te sufra
para que mañana no amanezca
la muerte en las aves de tu aurora.

Hoy amaneció ayer.
Y todavía es pronto para saber
a qué lado de la vida despertaron nuestros sueños.

¿Soledad, amor?
Soledad es la raíz del pensamiento,
mundo sin dolor que nace y vive dentro.
Pero yo te sufro, amor.
Te sufro como esa nostalgia de la vida,
porque puede ser más hermosa la nostalgia
que la vida transitada por costumbre. Te sufro.
Te guardo compasión y rabia.
Y también dolor. Amor. Ternura.

El reino de mis soledades te reservo,
para que mi soledad, de ti
lo aprenda todo.

Hoy amaneció ayer. Así que esperaré
hasta que reanudemos la vida cotidiana
con palabras nuevas de esperanza.
O hasta que esta otra vida impredecible
reanude su curso indiferente hacia el olvido.
Hacia el mismo ayer que ya vivimos.