15 oct 2007

Sombra en entresijos, anochecer voraz.
Querencias que el silencio arropa,
bajo la apariencia de un instante más.
Amenaza el sueño. Insiste la verdad.
Verdad hecha y sueño de lo que no está.
En gélidos sótanos negros,
en hogares austeros en paz,
de la mano de un niño ciego
se nutre este bien y su mal.
En los tumultuosos recuerdos,
que lindan con la desidia; muere,
ofreciéndonos su venganza,
el animal sempiterno de la infancia
que clama esta nostalgia junto al mar.

Bajo la apariencia de un instante más…
un instante más real que ningún otro.
Es el tiempo que ha pasado
sobre el tiempo de un amor mortal,
mortal como la palabra nueva:
palabra que fuera testimonio
de lo que no se puede nombrar.