22 may 2007






Voy viendo pasar vidas, cada vez más vidas,
gentes que a veces llegan, ceremoniosamente,
sin dejarse cautivar por nada que no esté en venta.
Gentes que creen comprar su verdadera identidad
cuando pagan el precio exacto de la envidia.
Necios, corrompidos por su propia vanidad,
hijos de un grotesco sistema,
padres de la más oscura jactancia,
triunfadores en algunos casos se les llama:
¿mas qué triunfo puede haber en ostentar lo innecesario?

Voy viendo pasar vidas cada vez más tristes.
Gentes que desoyen, que gritan, que olvidaron demasiado.
En los pasillos de inmensos supermercados,
en las burdas imágenes que expone la televisión,
en calles donde los niños buscan entre la basura.
En los trabajos, en los hogares, en los asilos psiquiátricos…
hay gente que ignora el valor de un simple poema
trabajado desde el día en que nos hallamos sin nada.