2 oct 2018

Acostumbrarse a todo



Le quité hierro. Moriremos, sí.
¿A qué tanto dramatismo?
Siempre vence su figura, lo sabemos.
Es solo cuestión de tiempo,
insondable cuestión de tiempo.
Lo sagrado de la vida se presenta solo
cuando el tallo es arrancado
por la mano retorcida de otro ser viviente.
Entonces se habla de inocencia,
de sueños truncados, 
de sentimientos borrados
por un capricho soberbio. Y es cierto.
¿Pero cuántas veces nuestras vidas fueron
vulneradas contra nuestra inocencia?
Nuestros sueños, ¿no fueron pisoteados
diariamente por figuras superiores,
diariamente truncados por un orden
ancestral de reacciones siniestras?
¿Y qué decir de nuestros sentimientos?
¿Quién hizo verdadero caso a tanto miedo,
a toda aquella soledad o a lo posible
de un afecto que siempre terminaría cayendo?

Moriremos, sí. 
Pero acaso para entonces
ya estaremos muertos.


Imagen: "Caminante", acrílico sobre papel a2