La belleza, angustiada, lanzaba fieros alaridos
a lo largo de los pasillos del psiquiátrico.
Viejos ángeles se turnaban para maldecirnos.
Las puertas se cerraron hace tiempo, dijeron,
y ya nadie sabrá nunca su lugar en la Historia.
Desde que el mundo es mundo,
los jóvenes buscan más belleza en la locura,
y el dios de los ateos contempla estremecido
nuestra tibia obra de ignorancia y negligencia.
Al llegar al centro del infierno,
alguien tomará de la mano a la belleza,
y esta romperá a llorar de gracia e impotencia,
y ese alguien sonreirá ante ese espejo
que siempre nos devuelve un sueño desleído.
Para entonces habremos descartado
todas las explicaciones que le dimos
a quien quería conocer
la razón de esta demencia.
Imagen: "múltiple", acrílico sobre papel a2