Vivir después de la vida
Reabrir heridas,
prender con llanto la ceniza.
Ejercicio de una violencia purísima,
el de incendiar la niebla ya madura,
el de incendiar y derramar los vasos ya vacíos
sobre el espejo donde envejecimos.
Prender con sombras la ceniza.
Hacer arder lo ennegrecido.
Ese fuego de regreso puede ser la vida.
Imagen: la manzana, acrílico, din a2