La realidad y el juego
No pregunto ya
si hay un lado oscuro,
una sombra en sombras
dentro del oculto corazón.
Pregunto ahora
si hay un corazón que cierra
sus enigmas en las tardes de borrasca,
¿hay un corazón inerme que combate
con su dura luz nuestros insomnios?
Yo tuve un corazón de piedra.
Lloraba solo, de noche, cuando nadie
vigilaba su aspereza.
En algún momento huyó hacia el [mediodía.
Y lo seguí, pero el Sol
se alimenta de esa clase de despojos.