30 nov 2016

Todo lo que fue, no es



Cerebros fundidos como bombillas de saldo, rostros espectrales, sombras indecibles. El sueño de mi generación era un blanco reguero de cocaína. El sueño de la cocaína, la abominable risa del cretino. 

Cayeron todos, lluvia ácida sobre la noche, pájaros abatidos por el temblor del aire. Corroída ya la carne adolescente, el tiempo de hacer preguntas se disipó con el candor del alba. 

Tuve miedo por ellos. Tuve miedo de ellos. Ahora son la soledad donde escuece lo aprendido. Tuve tiempo, tiempo para olvidar que el tiempo existe porque ocurre lo terrible.

25 nov 2016

Impresiones sobre el asueto

Observa la belleza
de los blancos mausoleos.
¿Cuándo te querrá muerto lo sagrado?

Indaga la luz con sensatez,
que nada quede realmente desvelado
aquí, fuera del delirio cotidiano.

Esculturas y óleos. Músicas.
El más allá respira en todo esto.
Arte, religión primera,
festejo de la criatura audaz,
consciente de su error certero.

Todo en ella desafía lo sagrado,
su infinita carrera se adentra entre la niebla.
Sobrevive en libertad la criatura,
es la única fortuna necesaria tras el sueño.

18 nov 2016

Ceguera

Oscuro amor a la vida.
Oscuro, como ángeles muertos.

De aquel largo camino,
la noche de naipes marcados.

No hay niñez todavía.
No hay niñez en el tiempo.

La suerte nos llama a lo oscuro,
el amor queda dentro.

De sombra encendida,
el nítido espejo.

Con furia vislumbra aquel ciego
un espectro diurno.

16 nov 2016

Final abierto

No hay saber sin amargura. 

Para recordar siempre la lección, 
habría que guardar, 
siempre, un poco de rencor dentro. 

Dentro, un poco de odio.

(Si la felicidad te dejara inconsciente,
araña la cicatriz oculta,
recobra el conocimiento,
miente y araña la cicatriz,
aráñala de nuevo).

Que nadie sepa 
quién eres todavía.

8 nov 2016

Dos distinciones



No, no son lo mismo ánimo y sentimiento. El ánimo es algo de uno consigo mismo. El sentimiento siempre es hacia alguien más. Y sucede a veces que quedamos atrapados en el tejido del ánimo, encerrados en nosotros mismos casi por voluntad propia. Entonces solo lo interior es real y la luz se convierte en una entidad mística. Hay muchísimo dolor ahí. Nadie rechaza la realidad común solo para pasar el rato. Un choque o un rechazo intenso y nos convertimos en tortugas que solo dejan pasar a dos o tres personas dentro de su caparazón.

A este tipo de vínculos tan selectivos se les denomina intimidad, y sobre ellos Borges dijo que alguien del siglo XVII o XVIII también había dicho que son pura ilusión. El caso es que a una determinada edad, casi todos somos tortugas o caracoles o crías de algún marsupial que temen la luz que aman, la luz que irradian la poesía y las personas de temperamento artístico.

Los que logran sobrevivir intactos, siguen observando, sintiendo, comprendiéndolo todo sin necesidad de que les aclaren nada.

Los demás continuamos por la vida con un pánico cerval a que alguien correctamente adaptado enuncie lo evidente.


***


Entonces, según usted, siempre hay una pose. Siempre actuamos según un modelo superficial, ¿no es eso? Pues bien, dígame entonces dónde queda eso que llamamos prejuicio. No, por favor, no se enfade. Solo quiero saber quien de los dos se está equivocando. Sí, tranquilo. Lo más probable es que lo dos tengamos razón. Es muy posible que yo no sea yo y que usted, por su parte, se esté imaginando que soy otra persona.

5 nov 2016

El lugar y la conciencia

El mundo está perdido desde siempre. Aceptar que la esencia de nuestra realidad siempre ha sido injusta, sería el eterno punto de partida de una madurez que resultará perversa si aprovechamos esa máxima para sacar partido. Y llena de sabiduría si aprendemos a observar dicha injusticia con tristeza.

Todo dependerá de a qué lado de la injusticia estemos, siendo lo verdaderamente heroico ponerse del lado de la tristeza cuando la balanza se incline perversamente a nuestro favor.

Tareas

Concebir
la propia muerte,
exigencia que disipa
laberintos.

3 nov 2016

Destino

En mi juventud:
gente solitaria recorría
caminos solitarios,
escribiendo poemas solitarios,
para morir solitariamente.

¿Era esa la verdad de la literatura?