2 jun 2016

Colectivo




Cuando pienso en la fama,
no pienso en el público,
ni en mí, ni en mi
relación
con el público.

Pienso, más bien,
en una fuerza omnisciente
poniéndome a prueba,
decidiendo qué merezco del oficio,
sin que nada
ni nadie
entienda ese criterio.

Esa fuerza podría
convencer en sueños
a todos de mi talento.