28 oct 2015

Dos grietas

Si para rechazar la idea de la muerte, supones que lo más lógico será volverte imprescindible, adelante, vuélvete imprescindible. No voy a juzgarte por ello. Pero si, para rechazar la idea de la muerte de otros, pretendes además volverte autosuficiente, para y piensa un poco.

¿Imprescindible y autosuficiente? ¿Quién de los tuyos podrá sostener para ti un ego tan inmenso? Ego que no es otra cosa que el temor ancestral a las primitivas potestades de la muerte.



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No existen las corazas. Y las inteligencias excepcionales no tienen la exclusiva de la crueldad. Cualquiera puede herirnos de cualquier manera y en cualquier momento con el argumento adecuado.