2 abr 2015

Presión

Prefería la tristeza, la ternura y el humor. Su nuevo paradigma vital, el odio de estar vivo, sólo le procuraba un dolor de cabeza tras otro.

Así, cuando pasaban ante sí dos o tres días sin más, sentía que por fin estaba todo bien.

Neutralidad, sólo eso. Aunque a nadie en su sano juicio le entusiasmen demasiado los días comunes, si pasamos por situaciones personales un tanto dolorosas, agradeceremos luego lo suyo los plazos más leves del ánimo.