24 dic 2014

Refugio

Crea un microcosmos. Estudia detenidamente cada fisura en sus cimientos. Refuérzalo. Anuda obstinadamente cada pieza, comprueba cada forma. Luego, refuérzalo otra vez. Y otra. Salta sobre él, trata finalmente de romperlo.

Si no resiste tu rabia, aún no es lo suficientemente sólido.

Participa fuera entonces. Traiciónate, dilúyete. Vive. Golpea sin tregua, ama. Ama y regresa. Si uniste bien las piezas, si construiste en tu carácter un claro microcosmos, volverá todo a su lugar en unas pocas horas.