21 dic 2014

Mordazas

Si es justo lo que arde, y en la cima de la rabia se retuerce la impotencia, y en los ruidos acallados se repite nuestra huida hacia el sitio nunca a salvo; si es justo -y justo es lo que arde-, abrid puertas y ventanas, romped sombras y cerrojos.

Seguid ardiendo, que si justo es lo que arde, ya todo ha sido llama en la alborada. Ciegos, casi mudos, pasamos tropezando con la brisa, y el frío sobre el mundo no deja de quemarnos.