6 dic 2013

Nocturnos

Es mucho más sencillo. En silencio sobrentendemos lo que somos. A qué enunciarlo, probarlo o demostrarlo. Para darte a conocer, el mejor tema de conversación son los otros.






A veces tengo la impresión de que hay más enfermedad en dejar que te diagnostiquen, que en la enfermedad misma. Nada más indigno que dejar en manos de otro la verdad más íntima de todas, la misma que uno enuncia sobre lo que es.






Ante ti, que adoleces de lo sentimental, el angosto laberinto carnal. Limítate a respirar. Avanzar para encontrar la salida, supondría levantar infinitos muros o inventar cada pasadizo probable con vocación de mártir o de náufrago.









Solo para los demás soy uno. Para mí mismo, miles de fragmentos restallando entre las pausas del olvido.