23 jul 2013

Diminuto

Cuando todo está donde tiene que estar, sentirse poca cosa es casi una medicina.



Ser una persona siempre feliz y nada más que feliz, puede suponer que aquellos malos días sobre los que recaer, se conviertan sí o sí en un vulgar infierno contra la propia identidad.



Y contemplar cada espejo sin esperar nada de mí.