16 jul 2013

Del arrpentimiento

Pero en el más allá, el perdón no era concedido por dioses ni por jueces omniscientes. Allí uno se reencontraba con todo al que había dañado en vida. Y mirándose abiertamente a los ojos, el fuerte y el agraviado comprendían hasta qué punto la vida había envilecido al culpable y hasta dónde el ser interior de este había poseído siempre un instinto propio para la crueldad.