26 may 2013

Plenitud


No hay hogar en la cumbre. A la cumbre se llega en lo hondo. Hay que abrirse paso entre fosas comunes y desiertos sin luna.

Luego, sí: la cumbre.


Su espacio se abre limpio en las ramas. El aire se vuelve naranja y dorado, y es hermoso quererse y haber esperado.

Pero ningún ascenso es hogar, para llegar a la cumbre uno debe perderse buscando lo que ya había encontrado.