18 may 2013

De rositas

Uno de los grandes prolegómenos de la enfermedad, es que uno puede llegar a perder la noción de cuando está bien y cuando está mal. O algo así. Cuando uno está mal, lo nota, sí. En cambio, nunca queda del todo claro si ciertos sentimientos de plenitud, no estarán asociados a cierta poética del dolor, al delirio o a esos trastornos digestivos (como la dipepsia), que acompañan a los transtornos emocionales de carácter grave.