21 abr 2013

Primera plana

Pero tomar conciencia de lo caprichosa que puede ser la enfermedad mental, entender que algo así puede suceder a cualquiera, significaría para todo el que tuviera dos dedos de frente, recalar también sobre su propia fragilidad. Y esto no solo no interesa al individuo corriente. Estoy casi seguro de que algo así, pondría cuanto menos nerviosas a la mayoría de las instituciones habidas y por haber.