4 mar 2013

Sobre la ética artística


De frustrarte como artista se encargarán dos clases de individuos. Primero, el maestrillo que siempre aparentó ser sabio astuto. Él vendrá a decirte que tu trabajo, desde el principio, no es lo suficientemente bueno por motivos que tú, mortal endeble de ambiciones metafísicas, aún no eres lo suficientemente listo como para entrever desde su altura.

Para cuando hayas interiorizado sus críticas en lo más frágil de tu psique, aparecerá el otro, el que ya lo ha conseguido sin esforzarse apenas y con resultados tan poco convincentes, que harían sonrojar a un carnicero zurdo.

Pero así es la magia del destino, rara vez se alcanza la inmortalidad en vida. Trabaja siempre como si fueras otro, que si otro más mediocre triunfa en esas lides, aprenderás, también tú antes que él, a llegar de nuevo hasta el principio.